viernes, 9 de abril de 2010

El "sí, quiero", cada vez más tecnológico

¿Me caso o no me caso? Si tras deshojar la margarita la respuesta es afirmativa, las nuevas tecnologías se pueden convertir en un aliado imprescindible. Elegir la iglesia, alquilar el coche nupcial, contratar el viaje de novios y hasta mandar las invitaciones, todo es posible en los mundos virtuales.

Blanca, radiante y... digital. Así es la novia del siglo XXI. El huracán revolucionario de la sociedad de la información no ha pasado desapercibido para un acontecimiento tan tradicional como las bodas, así como tampoco para el suculento negocio que generan a su alrededor. Gracias a las nuevas tecnologías, ya es posible consultar y gestionar cualquier preparativo de forma ágil y sencilla. Lo único que de momento no pueden hacer es calmar los nervios del gran día.

Por lo demás, sirven para todo, incluso para encontrar la pieza más importante de un casamiento, ¡la pareja! Aunque pueda parecer un método poco ortodoxo para descubrir a la media naranja, lo cierto es que cada vez son más las personas que apuestan por él. No en vano, el 43 por ciento de los internautas españoles considera Internet como el medio más rápido y eficaz para
encontrar a su otra mitad.

Aunque las mentiras de los perfiles que los Romeos y Julietas cuelgan en la Red son causa de más de un desengaño, para los que han sido atravesados por las flechas de Cupido y tienen planes matrimoniales la Web se convierte en una madrina de excelencia. Ningún detalle escapa de su dominio. Organizar la
despedida de soltero, elegir el vestido y hasta probárselo virtualmente, decidir sobre el peinado y el maquillaje, contratar el reportaje fotográfico o los arreglos florales; unos pocos clics bastan para atajar todos estos pormenores.

Ni las diligencias más serias se libran del influjo tecnológico. Algunos ayuntamientos de España ofrecen la posibilidad de realizar todos los trámites necesarios para reservar la fecha de la boda a través de sus portales web y en ciertos lugares del planeta ya se han celebrado
esponsales por videoconferencia, con procuradores que firman con el permiso de los contrayentes para que todo sea legal.

Y, como no siempre es posible vivir felices y comer perdices, hay territorios en los que, aunque sin regulación, se permite el
divorcio por teléfono móvil. Un simple mensaje de texto y a emprender el vuelo en solitario.