La elección del nombre de una página web no es una decisión que deba tomarse a la ligera, puesto que de ella va a depender, en buena medida, el éxito de la versión online de un negocio. No existen fórmulas magistrales, pero sí ciertas pautas para apuntar en la dirección correcta. De acuerdo a las mismas, el dominio de un portal debe ser:
- Corto. Así será más fácil de recordar y se evitarán fallos a la hora de dictarlo o escribirlo. Aunque algunas extensiones permitan incluir hasta 63 caracteres, es aconsejable no sobrepasar los 15. Lo ideal es utilizar sólo una palabra, tres como máximo; de ahí para arriba pierde valor.
- Sencillo. Que se entienda a la primera, sin necesidad de explicarlo o deletrearlo. Las confusiones en su escritura sólo tienen beneficios para los rivales, que se aprovechan del tráfico que llega a sus portales por error. En este sentido hay que tener cuidado con los términos poco conocidos, en idiomas extranjeros o de ortografía dudosa (h, b, v, j, g...). Conviene, igualmente, evitar el uso de números, guiones y abreviaturas, ya que sólo contribuyen a dificultar la comprensión y el recuerdo.
- Identificativo. Es decir, que esté ligado al servicio que ofrece la compañía, que cuando la gente lo lea sepa de manera inmediata qué se va a encontrar al hacer clic en el navegador. El recurso a nombres genéricos (zapatería, relojería, fontanería, albañilería...) ayuda a conseguir esa asociación de ideas.
- Único. Por el funcionamiento de los registros no es posible inscribir dos direcciones exactamente iguales, pero hay que prestar atención a las que pueden ser muy parecidas o son susceptibles de aparecer por equivocaciones. En este caso, los expertos recomiendan hacerse con diferentes extensiones (.com, .es, .eu, .net...) y con los portales de denominación similar para proteger la marca.
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