Los expertos en marketing han hecho del e-mail la herramienta promocional del presente. Sus múltiples beneficios dan buena cuenta del por qué de esta elección. Es rápida, económica y, sobre todo, directa y personal. No se lanzan mensajes al azar, sino que se envían a personas concretas que han dado su consentimiento para recibir esa información. No se trata de una acción invasiva como el spam; los individuos desean convertirse en receptores, con lo que aumenta su grado de interés por aquello que la compañía les quiere transmitir.
Pero para que el plan resulte exitoso no basta con conseguir el beneplácito del público para enviarle correos, hay que mantener una comunicación permanente y fluida con sus integrantes. Es importante conocer sus opiniones y reacciones ante la oferta presentada, así como responder a sus peticiones y reclamaciones. Mejor en un plazo no superior a las 24 horas, a fin de que se sientan atendidos.
Cuando una empresa se embarca en una campaña promocional, desconoce si sus acciones tendrán los efectos deseados, una información que no todas las herramientas permiten obtener. No es el caso del e-mail marketing, gracias al que sí es posible realizar un cálculo exacto de los resultados y un seguimiento personalizado del comportamiento de los usuarios a tiempo real.
El número de envíos, las entregas, los mensajes recibidos y leídos, los rebotes, las aperturas, los clics en los enlaces, los reenvíos, las solicitudes de inscripción y anulación... Casi cualquier concepto es susceptible de medición, sólo es necesario disponer de los instrumentos adecuados; ventajas de las nuevas tecnologías.
Este exhaustivo control concede a las compañías capacidad para reaccionar cuando sus planes sobre la respuesta de los consumidores no siguen el curso previsto. Es otro de los puntos fuertes de este instrumento, la ocasión de detectar si las estrategias empleadas son o no efectivas y, según el caso, tomar las decisiones oportunas, ya sean de continuidad o de cambio.